
No pude evitar el querer dar un paseo por el río Mekong subida en uno de esos magníficos elefantes asiáticos. Creí que hacía lo correcto, escogí una asociación que protegía y mimaba a estos animales, donde pudimos hacer una preciosa actividad con ellos, pasear, alimentarlos y bañarlos. Es un negocio, sí, pero que otra forma tienen de vivir los elefantes?
Acabo de leer un artículo en la Vanguardia que me hace cuestionarme hasta que punto he contribuido a que este negocio continúe y sea dañino. Tengo dudas.